El opositor —que prefiere permanecer en el anonimato— nos pasa su examen de inglés —que podían quedarse tras entregar la copia con las respuestas a los examinadores—. Lo comprobamos. Hay que fijarse mucho, pero no miente: las respuestas correctas son ligeramente más oscuras que las incorrectas. Este periódico les ha hecho el test de inglés a dos redactores diferentes: tenían que elegir la respuesta que les parecía más negrita que el resto. Uno ‘adivinó’ todas las respuestas; el otro solo falló una.